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jueves, 24 de marzo de 2011

Piedra milenaria


Miro la piedra herida,

milenaria en su dolor;

angustia de los tiempos,

en sus intanglios y relieves,

por donde hoy caminan

enjambres de hormigas presurosas,

y el viento roza su piel lacerada

con el alivio de un beso.

Es la hora cuando el sol aprieta,

y el puma rodea la piedra,

buscando una sombra

que lo mitigue

del grueso del calor;

el puma ahora duerme,

y la piedra sueña,

altar de antiguos sacrificios
en la sangre que descuelga